Eso proclama el cardenal Oullet. Pero mientras tanto, la sangre de nuestros mártires sigue regando el mundo y sembrando la fe. En China, en Corea del Norte, en La India, en los países musulmanes, en los regímenes comunistas (Cuba, Venezuela, Nicaragua), se sigue persiguiendo a los cristianos y asesinándolos. La imagen corresponde al asesinato de ciento sesenta personas en la misa de Navidad en Nigeria. Mientras tengamos mártires, la Iglesia seguirá cada día más fuerte y pujante.
«¿Estamos en el umbral de un salto cualitativo de la especie humana, en el umbral de una mutación transhumanista? Todo parece posible». Necedades. La especia humana está enteramente en manos de Dios y será lo que Él quiera y no lo que la especie humana desee en su locura de creerse dios.
La era del cristianismo pasó por la guillotina de la Revolución Francesa. Allí, los impíos pretendieron que Dios dejara de ser soberano, rey y Señor. Pero los liberales revolucionarios fracasaron en su intento de acabar con la Iglesia.
Los comunistas juzgaron culpable a Dios y lo condenaron en un juicio sumarísimo. En España llegaron a fusilar la estatua del Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles. Iban a destruir completamente la Iglesia. Y siguen intentándolo. Pero el comunismo cayó en Rusia y en buena parte del mundo. Y la fe en Cristo y la Iglesia, siguen adelante.
Los filósofos modernos, desde Kant a Nietzsche, desde Sartre a Peter Singer, han intentado acabar con Dios, con Cristo y con su Iglesia. Pero nada. Aquí seguimos. Y aquí vamos a seguir, mientras Dios no dé la gracias para ello.
«Hubo un tiempo en que la filosofía del Evangelio gobernaba los Estados. Entonces aquella energía propia de la sabiduría cristiana, aquella su divina virtud había compenetrado las leyes, las instituciones, las costumbres de los pueblos, impregnando todas las clases y relaciones de la sociedad; la religión fundada por Jesucristo, colocada firmemente sobre el grado de honor y de altura que le corresponde, florecía en todas partes secundada por el agrado y adhesión de los príncipes y por la tutelar y legítima deferencia de los magistrados; y el sacerdocio y el imperio, concordes entre sí, departían con toda felicidad en amigable consorcio de voluntades e intereses. Organizada de este modo la sociedad civil, produjo bienes superiores a toda esperanza. Todavía subsiste la memoria de ellos y quedará consignada en un sinnúmero de monumentos históricos, ilustres e indelebles, que ninguna corruptora habilidad de los adversarios podrá nunca desvirtuar ni oscurecer». León XIII, Immortale Dei, 1885, 28.
Pero llegó el Liberalismo y proclamó la soberanía de la voluntad del hombre sobre la voluntad de Dios: sea la voluntad del individuo (democracia liberal), la de la sociedad (comunismo) o la del Estado (fascismo, nazismo). Pretende siempre afirmar la libertad respecto de Dios y la liberación de su ley en el intento de afirmar la voluntad sin criterios morales. De ahí́ la reivindicación de las llamadas libertades “concretas”: de la libertad de pensamiento contrapuesta a la libertad del pensamiento, de la libertad de religión contrapuesta a la libertad de la religión, de la libertad de conciencia contrapuesta a la libertad de la conciencia, etc.
Los Diez Mandamientos constituirían obstáculos para la libertad, como toda autoridad obstaculizaría también tal libertad. Sólo el individuo tiene derechos sobre sí mismo. Nada más puede interferir en el goce y en la disposición de su vida y su libertad. Lo que, a su vez, significa que cada uno es soberano de sí. Puede, por ejemplo, disponer libremente del propio cuerpo; puede, por ejemplo, mutilarse por finalidades no terapéuticas (ligadura de trompas, esterilización, etc.); puede disponer de sí por pura conveniencia (cambio de sexo, contratos sobre el propio cuerpo con fines de lucro, etc.); puede reivindicar el derecho al suicidio; puede consumir libremente sustancias estupefacientes si entiende que le hacen (al menos momentáneamente) feliz».
La génesis del mal uso de la libertad comenzó con la rebelión demoníaca. Cuando Lucifer, en su equivocado orgullo, proclamó que no iba a servir ni reconocer a Dios. Los rebeldes de todos los tiempos están imitando al enemigo de la humanidad en su rebelión. Niegan que Dios sea la sabiduría suma y que tenga el poder de dictar leyes. Se niegan a reconocer la santidad de Dios y a adorarlo como Él merece. Niegan que Dios sea el Creador y que tenga derecho a exigir obediencia de Sus criaturas. Por fin, niegan la bondad suprema de Dios, y no reconocen que todo lo bueno proviene de Él y que no puede haber otra fuente de bondad.
Lo que aparece claramente detrás de esta reivindicación radical de libertad es la promesa hecha por el enemigo de la humanidad: «Serás como Dios» (Gén., 3, 5)
En el corazón mismo del pecado encontramos el rechazo por parte de los seres humanos de aceptar su condición de criaturas con las limitaciones naturales que ello implica. En ese estado de rebelión, los seres humanos se niegan a depender de un Dios creador, sostenible y providencial: «Consideran que depender del amor creador de Dios es algo impuesto de afuera».
El fin de la cristiandad inauguraría la era del Anticristo. Hoy mandan los impíos, los enemigos de Dios. Roma ha perdido la fe, Roma está en la apostasía. Lo anunció la Virgen en La Salette:
Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del anticristo. Los demonios del aire, con el anticristo, harán grandes prodigios en la Tierra y en los aires, y los hombres se pervertirán más y más. Dios cuidará de sus fieles servidores y de los hombres de buena voluntad. El Evangelio será predicado por todas partes. Todos los pueblos y todas las naciones conocerán la verdad.
Pero la Iglesia no será derrotada ni destruida. El poder del infierno no prevalecerá.
Según las profecías de La Salette:
… habrá una especie de falsa paz en el mundo; no se pensará más que en divertirse; los malvados se entregarán a toda clase de pecados; pero los hijos de la Santa Iglesia, los hijos de la fe, mis verdaderos imitadores, creerán en el amor de Dios y en las virtudes que me son más queridas. Dichosas las almas humildes guiadas por el Espíritu Santo, Yo combatiré con ellas hasta que lleguen a la plenitud de la edad. La naturaleza clama venganza contra los hombres, y tiembla de espanto en espera de lo que debe suceder en la Tierra encharcada de crímenes… Muchos conventos no son ya casa de Dios, sino pastizales de Asmodeo. Durante este tiempo nacerá el anticristo… Hará prodigios y no se alimentará sino de impureza.Principio del formulario
Los Sacerdotes, Ministros de mi Hijo,…, por su mala vida, por sus irreverencias e impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza. ¡Sí!… ¡Ay de los sacerdotes y personas consagradas a Dios que por sus infidelidades y mala vida crucifican de nuevo a Mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al Cielo… No, no se encuentra nadie que implore misericordia y perdón para el Pueblo. Ya no hay almas generosas ni persona digna de ofrecer la víctima sin mancha al Eterno, en favor del mundo… ¡Ay de los habitantes de la Tierra…! ¡Los jefes, los conductores del Pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias, se han convertido en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la serpiente antigua poner divisiones entre los soberanos, en las sociedades y en las familias. (…) La sociedad está en vísperas de las más terribles calamidades y los más grandes acontecimientos. .. Muchos abandonarán la Fe, y el número de Sacerdotes y religiosos que se separarán de la verdadera religión será grande. Entre estas personas se encontrarán incluso Obispos. (…) Lucifer, con gran número de demonios, será desatado del Infierno; abolirán la fe, aún entre las personas consagradas a Dios. (…) Muchas casas religiosas perderán completamente la fe y perderán a muchísimas almas. Los malos libros abundarán en la Tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al servicio de Dios. Habrá Iglesias para servir a esos espíritus. (…) ¡Ay de los príncipes de la Iglesia que se hayan dedicado únicamente a amontonar riquezas, a poner a salvo su autoridad y dominar con orgullo!
Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo plan, que será abolir y hacer desaparecer todo principio religioso para dar lugar al materialismo, al ateísmo, (…) a toda clase de vicios. Que los que estén al frente de las comunidades religiosas vigilen a las personas que han de recibir, porque el demonio usará toda su malicia para introducir en las órdenes religiosas a personas entregadas al pecado, pues los desórdenes y el amor de los placeres carnales se extenderán por toda la Tierra. No se verán más que homicidios, no se oirá más que ruido de armas y blasfemias. Los justos sufrirán mucho, sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán hasta el Cielo, y todo el Pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia e implorarán su ayuda e intercesión. Entonces Jesucristo, por un acto de justicia y de su gran misericordia con los justos, mandará a sus ángeles que destruyan a todos sus enemigos. Los perseguidores de la Iglesia de Cristo y los hombres dados al pecado perecerán de golpe, y la Tierra quedará como un desierto.
Hoy el pecado mortal se ha convertido en un derecho humano mientras que la caridad y la Ley de Dios han pasado a ser considerados delitos de odio. Lo que Dios aborrece, el mundo lo exalta hasta enorgullecerse de su depravación.
Pero Lucifer no triunfará. Su aparente victoria es un espejismo. Porque Cristo vive y reina ahora, ayer y siempre. Y la Virgen María pisará la cabeza de la Serpiente. La humilde sierva de Dios derrotará al soberbio enemigo de Dios y del hombre.
Y habrá un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de los justos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Los justos sufrirán mucho. Sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán hasta el Cielo. Ya estamos sufriendo mucho. Pero aferrémonos a nuestra fe. Oración, adoración al Santísimo, confesión frecuente, participación en la Santa Misa, comunión eucarística, rezo diario del santo rosario.
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Apocalipsis 21
1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido; y el mar no existía ya.’
2 Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, del lado de Dios, ataviada como una esposa que se engalana para su esposo.
3 Oí una voz grande, que del trono decía: He aquí el tabernáculo de Dios entre los hombres, y erigirá su tabernáculo entre ellos, y ellos serán su pueblo y el mismo Dios será con ellos,
4 y enjugará las lágrimas de sus ojos, y la muerte no existirá más, ni habrá duelo, ni gritos, ni trabajo, porque todo esto es ya pasado.
5 Y dijo el que estaba sentado en el trono: He aquí que hago nuevas todas las cosas. Y dijo: Escribe, porque éstas son las palabras fieles y verdaderas.
6 Díjome: Hecho está. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed le daré gratis de la fuente de agua de vida.
7 El que venciere heredará estas cosas, y seré su Dios, y él será mi hijo.
8 Los cobardes, los infieles, los abominables, los homicidas, los fornicadores, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el estanque que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte.
Efesios 4:5-7
5 un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, 6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
Mc. 13, 26
…25LAS ESTRELLAS IRAN CAYENDO del cielo y las potencias que están en los cielos serán sacudidas. 26Entonces verán AL HIJO DEL HOMBRE QUE VIENE EN LAS NUBES con gran poder y gloria. 27Y entonces enviará a los ángeles, y reunirá a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
A Cristo sea la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén. 7HE AQUI, VIENE CON LAS NUBES y todo ojo le verá, incluso los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él; sí. Amén. 8Yo soy el Alfa y la Omega – dice el Señor Dios– el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. Apocalipsis 1
La Era del Cristianismo no ha terminado, eminencia. Cristo vive y reina, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Dios lo puede todo. Nada es imposible para Él. Y hasta de los mayores males, es capaz de obtener bienes. La Era del Cristianismo está a punto de llegar, porque Cristo volverá en gloria y majestad y su reino no tendrá fin. El problema, eminencia, es que no tienen ustedes fe.
«Christus vincit! Christus regnat! Christus imperat!»
Nada sin Dios
¡Viva Cristo Rey!