Mis Artículos y Ensayos de toda una vida

Publicar un libro es como traer al mundo un hijo. Y tras el fallecimiento de mi madre, le pasé un ensayo de los míos a Luis Fernando y me dijo: «Esto en Tradens no te lo lee nadie. ¿Por qué no lo publicas en Amazon, que es gratis?»

Y dicho y hecho. Durante bastantes días, tuve la cabeza ocupada y eso alivió un poco el dolor del luto. Fue una vía de escape a tanto sufrimiento. Pero el caso es que no me salió un libro, sino tres: uno, sobre educación católica; otro sobre el Reinado Social de Cristo y la peste liberal; y un tercero, sobre mística, espiritualidad y otros asuntos similares.

Quede claro que mi intención no es convertirme en un Best Seller: si ese fuera mi propósito, sería un necio y un estúpido. Lo mismo no se vende ni un libro. Y ya les adelanto que me daría exactamente igual. Voy a cumplir 60 años y mi autoestima y mi vanidad ya no sé dónde las he dejado: de hecho creo que las he perdido para siempre. Mi única gloria y mi única esperanza se llaman Cristo. Y no quiero más que vivir en gracia de Dios, unido a Cristo Eucaristía, y prepararme para una muerte tan santa como Dios tenga dispuesto que sea.

Estos tres libros casi nada tienen de nuevo: son recopilaciones de los artículos o ensayos publicados en distintas revistas y páginas web a lo largo de muchos años. Pero me apetecía juntar mis artículos (no todos) y tenerlos en papel. Es una especie de legado. Y tal vez lo que hoy se desprecie, en el futuro se estime. Yo, durante todos estos años, he llamado insistentemente a la conversión y a la santidad y he denunciado a herejes y apóstatas hasta la saciedad. Pues ahí quedan mis gemidos, mis súplicas, mis cruces. Yo siempre he querido que mis textos fueran cauces de caridad, aunque tampoco voy a negar que mi mala leche me ha hecho caer en más de un pecado, que espero que Dios me perdone.

Si alguien quiere comprar alguno de esos libros, los tienen en Amazon. Pero les dejo aquí los enlaces para que les resulte más fácil.

En última instancia, será el Señor quien determine a quiénes tienen que llegar esos libros. Y yo lo único que busco es la mayor gloria de Dios.