No debemos dar por perdido a nadie

1.- Los divorciados casados por la Iglesia y sin haber obtenido la nulidad no se pueden volver a casar porque cometen adulterio: «Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— y se casa con otra, comete adulterio»..

2.- Sólo hay una religión verdadera, que es la que instuyó Jesucristo. Todas las demás religiones son falsas, idolátricas, demoníacas y conducen a la perdición. Por muchas semillas de verdad que busquemos en ellas, encontraremos un mar de cizaña y poco trigo que recoger. Efesios 4: «un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos». La Iglesia es la nueva arca de salvación y fuera de ella todos se ahogarán el día del juicio:

24 Porque así como un rayo relampaguea y fulgura desde un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.

25 Pero antes ha de padecer mucho y ser reprobado por esta generación.

26 Como sucedió en los días de Noé, así será en los días del Hijo del hombre.

27 Comían, bebían, tomaban mujer los hombres, y las mujeres marido, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los hizo perecer a todos.

28 Lo mismo en los días de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, plantaban y edificaban;’

29 pero, en cuanto Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, que los hizo perecer a todos.

30 Así será el día en que el Hijo del hombre se revele.

31 Aquel día, el que esté en el terrado y tenga en casa sus enseres, no baje a cogerlos; e igualmente el que esté en el campo, no vuelva atrás.’

32 Acordaos de la mujer de Lot.

33 El que busque guardar su vida, la perderá, y el que la perdiere, la conservará.

Lucas 17

Yo echo mucho de menos que llueva azufre y fuego del cielo, porque Sodoma y Gomorra eran jardines de infancia al lado de lo que vemos en el mundo en esta generación perversa y degenerada.

Toda esta milonga de que todos los hombre se salvan (universalismo) aparece en Gaudium et Spes, donde se dice en el parágrafo 22:

«El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre».  En Cristo, Dios nos reconcilió consigo y con nosotros y nos liberó de la esclavitud del diablo y del pecado.

Y más adelante, en el mismo punto, añade:

«Urgen al cristiano la necesidad y el deber de luchar, con muchas tribulaciones, contra el demonio, e incluso de padecer la muerte. Pero, asociado al misterio pascual, configurado con la muerte de Cristo, llegará, corroborado por la esperanza, a la resurrección.

Esto vale no solamente para los cristianos, sino también para todos los hombres de buena voluntadCristo murió por todos (todos, todos, todos), y la vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina. En consecuencia, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual.».De ahí la insistencia del Papa en condenar el «proselitismo». Si todos los hombres se salvan y todas la religiones son queridas por Dios, ¿qué importa que seas católico, budista o hinduista?

Todos los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra, y tienen también un fin último, que es Dios, cuya providencia, manifestación de bondad y designios de salvación se extienden a todos, hasta que se unan los elegidos en la ciudad santa, que será iluminada por el resplandor de Dios y en la que los pueblos caminarán bajo su luz.

«El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre».¿En qué modo? ¿Se unió también con los asesinos, con los fornicarios y con los adúlteros; se unió con los codiciosos, con los envidiosos y con los idólatras que adoran imágenes de madera? Este es un cuento chino del Vaticano II que no hay quién se lo trague, si tienes dos dedos de frente y no estás dispuesto a comulgar con ruedas de molino.

«Debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual». ¿Por qué no le echan cojones y tratan de convertir estas soplapoyeces en dogma, proclamándolas ex cátedra por el mismísimo Papa. Desde el Concilio, tiempo han tenido y ninguno convirtió en dogma esto de «debemos creer» Y saben por qué. Porque eso de que todos los hombre se salvan (no se sabe cómo ni por qué) contradice las Sagradas escrituras y los mandamientos de la Ley de Dios.

Por poner solo un ejemplo, me voy al Libro del Apocalipsis, capítulo 21:

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

El Catecismo recoge las citas de los textos donde se recogen las listas de los pecados mortales:

1852 La variedad de pecados es grande. La Escritura contiene varias listas. La carta a los Gálatas opone las obras de la carne al fruto del Espíritu: “Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios” (5,19-21; cf Rm 1, 28-32; 1 Co 6, 9-10; Ef 5, 3-5; Col 3, 5-8; 1 Tm 1, 9-10; 2 Tm 3, 2-5).

Santo Padre: no se puede bendecir a los homosexuales que viven en pareja ni se debe cometer sacrilegio con la Sagrada Eucaristía dando de comulgar a pecadores públicos: divorciados, abortistas, políticos que promueven proyectos luciferinos, como la agenda 2030…

No hay salvación universal. El Infierno, Santo Padre, no está vacío. En el cielo está la Iglesia Gloriosa de los santos que nos han precedido y que son ejemplos a seguir por los que aún caminamos por este valle de lágrimas. Déjese de buscar la «fraternidad universal» luciferina de los masones y preocúpese por la salvación eterna de las almas y de la comunión de los santos.

Déjese de preocuparse por la salvación de la casa común, del Planeta Tierra: toda la Tierra y la naturaleza están en manos de Dios. Todo, todo, todo, Santidad, está en manos de Dios: su vida, la mía, el Planeta, el Universo entero. Él es el Creador y Señor de todo cuanto existe, visible e invisible. Y todo lo demás es como barro en manos del alfarero. Y recuerde: los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura.

16 El que creyere y fuere bautizado, se salvará; mas el que no creyere, se condenará.’

17 A los que creyeren les acompañarán estas señales: en mi nombre echarán los demonios, hablarán lenguas nuevas,

18 tomarán en sus manos serpientes, y, si bebieren ponzoña, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y estos recobrarán la salud.’

Marcos 16

Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies

Lectura de la profecía de Ezequiel.

OÍ al Señor que exclamaba con voz potente:
«¡Ha llegado el juicio de la ciudad! Que cada uno empuñe su arma destructora».

Entonces aparecieron seis hombres por el camino de la puerta de arriba, la que da al norte. Cada uno empuñaba una maza. En medio de ellos estaba un hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura. Al llegar se detuvieron junto al altar de bronce.

La Gloria del Dios de Israel se había levantado del querubín en que se apoyaba, dirigiéndose al umbral del templo.

Llamó al hombre vestido de lino, que tenía los avíos de escribano a la cintura.

El Señor le dijo:
«Recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén, y marca en la frente a los que gimen y se lamentan por las acciones detestables que en ella se cometen».

A los otros les dijo en mi presencia:
«Recorred la ciudad detrás de él, golpeando sin compasión y sin piedad. A viejos, jóvenes y doncellas, a niños y mujeres, matadlos, acabad con ellos; pero no os acerquéis a ninguno de los que tienen la señal. Comenzaréis por mi santuario».

Entonces vino a mí la palabra del Señor, diciendo: ¿No puedo yo hacer con vosotros, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero? —declara el Señor. He aquí, como el barro en manos del alfarero, así sois vosotros en mi mano, casa de Israel. En un momento yo puedo hablar contra una nación o contra un reino, de arrancar, de derribar y de destruir; pero si esa nación contra la que he hablado se vuelve de su maldad, me arrepentiré del mal que pensaba traer sobre ella. Y de pronto puedo hablar acerca de una nación o de un reino, de edificar y de plantar; 10 pero si hace lo malo ante mis ojos, no obedeciendo mi voz, entonces me arrepentiré del bien con que había prometido bendecirlo[b]11 Ahora pues, habla a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén, diciendo: «Así dice el Señor: “He aquí, estoy preparando una calamidad contra vosotros y tramando un plan contra vosotros. Volveos, pues, cada uno de su mal camino y enmendad[c] vuestros caminos y vuestras obras”». 12 Mas ellos dirán: «Es en vano; porque vamos a seguir nuestros propios planes, y cada uno de nosotros obrará conforme a la terquedad de su malvado corazón». Jeremías 18

Carta de San Pablo a los Efesios 5,15-20.

Cuiden mucho su conducta y no procedan como necios, sino como personas sensatas
que saben aprovechar bien el momento presente, porque estos tiempos son malos.
No sean irresponsables, sino traten de saber cuál es la voluntad del Señor.
No abusen del vino que lleva al libertinaje; más bien, llénense del Espíritu Santo.
Cuando se reúnan, reciten salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y celebrando al Señor de todo corazón.
Siempre y por cualquier motivo, den gracias a Dios, nuestro Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *